El jardín de Beth Chatto cuenta entre los más famosos de Gran Bretaña. Empezó a construirlo en los sesenta con su marido, Andrew Chatto, en una parte de su huerto donde las malas condiciones no permitían ninguna actividad agrícola. Pero Andrew Chatto era un seguidor entusiasta del movimiento hortícola alemán liderado por Karl Foerster que abogaba por conformar los jardines de la manera más cercana a la naturaleza. Basándose en un conocimiento completo de las necesidades y facultades de las plantas, creaban asociaciones entre ellas que fueran viables en cada terreno. A su vez, Chatto prestaba mucha atención a las formas de crecimiento de las plantas y los colores y texturas de las hojas, y estructuraba sobre los contrastes sus armónicas composiciones. El resultado es completamente fascinante. Las plantas que crecen en hábitats adecuados a sus necesidades tienen vigor y necesitan pocos cuidados. Las composiciones son tan refinadas que uno nunca se cansa de contemplarlas. El jardín es maravilloso durante todo el año. Estuve allí en mayo de 2005, un período que realmente es poco interesante desde el punto de vista hortícola —pero estaba conmovedoramente hermoso. Y no es solo mi sensación. Como psicóloga estaba particularmente contenta de ver cómo este jardín  reconfortaba a los visitantes y elevaba sus corazones. En 2005 llevé a cabo la gran transformación de nuestro propio jardín según las enseñanzas allí aprendidas. Ya son visibles los resultados. Hasta en los lugares más complicados conseguí crear asociaciones fáciles de cuidar y que son bellas todo el año. Aquí quiero dar las gracias al personal del jardín por su cálida y generosa hospitalidad.

 
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